El sello de este jugador es el beso en el dedo anular después de marcar un gol. Con este ritual Carsten Jancker expresa la fidelidad hacia su esposa. En la temporada 2001/2002, sin embargo, este delanter (en aquel momento en el Bayern) no pudo repartir demasiados besos, ya que no consiguió ningún gol en la Bundesliga. Aun así, el seleccionador nacional alemán Rudi Völler decidió...
llevárselo al mundial y dejar en casa a Martin Max, jugador del Múnich 1860 y máximo goleador del campeonato. Jancker no estuvo a la altura de la confianza depositada en él y fue sustituido en los tres partidos de la primera ronda. Jancker fichó por el Udinese después del torneo y regresó a Alemania en 2004 para militar en el Kaiserslautern.
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